2a Parte / día 2
Recuerdo que la atmósfera virtual previa al Foro durante los últimos días de junio de 2020, fue de creciente expectativa gracias al impulso promocional del evento a cargo de Alejandro Martínez Jaime, Verónica Pozas y David Pedroza con el apoyo de Andrea González y Andrés Fernández. El diseño y la producción mediática estuvieron integrados por carteles de difusión con fotografías generosamente compartidas por Santiago Arau en su mayoría, Oscar Hagerman, Rolando Jacob, y por la grabación de la serie de videos cortos “HACIA EL PACTO POR LA VIVIENDA” protagonizados por Alejandro Cartagena, Gabriel Díaz Montemayor, Isadora Hastings, Guillermo Hurtado, Pablo Landa, Onnis Luque, David Mora y Otilia Pedroza. “Fue increíble cómo pudo darse un trabajo de comunicación de ida y vuelta tan orgánico, horizontal y ágil”. -David Pedroza-.
Jueves 2 de julio de 2020
Mesa 3.- Vivienda como forma de Vida
Isadora Hastings / Oscar Hagerman / Eduardo López Moreno / Alejandra de la Mora / Alejandro Cartagena/ Pablo Landa Reguera
Moderada por Tatiana Bilbao y Yael Margolis.
La vivienda en cualquier contexto refleja nuestra forma de vida. Las fotografías de arquitectura muestran formas arquitectónicas antes que formas de vida, pero cómo se vive se comprende y se desarrolla a partir de la vivienda en sí. Al visitar el claustro de un convento del siglo XVI, por ejemplo, uno puede ver con suficiente nitidez -imaginando claro- cómo era la vida de los frailes sin necesidad de mayor explicación. Sirva esta analogía anacrónica para explicar el nombre y el sentido previsto en la temática de esta Mesa. “Vivienda como forma de vida”.
Sobre la Mesa 3:
“La vivienda no es un objeto, es el lugar donde la gente vive / Arquitectura es construir espacios que armonicen con la gente / hay que ver que hace la gente, hablar con las personas, propiciar espacios para la participación” –Oscar Hagerman-. El término Participación regresa al Foro y ahora se presenta como antípoda del “prototipo”, y el término flexibilidad como “caso por caso”. La práctica de Oscar Hagerman aplica mayormente a lo rural y vuelve a surgir la inquietud sobre la pertinencia de su método en el ámbito metropolitano. Pienso que sí, en cierta medida por lo menos. El desarrollador inmobiliario o emprendedor no conoce al usuario final de su producto habitable, pero puede saber lo que hace la gente, debe hablar con las personas y propiciar espacios para la participación o la vida comunitaria.
Isadora Hastings introduce el concepto de “saberes”. Reafirma que “la vivienda no es un objeto / es un derecho constitucional / lo fundamental es satisfacer necesidades específicas de un contexto, en tanto relación territorio-bienes naturales con actividades productivas y sobre todo con la cultura”. Todas estas citas coinciden, por supuesto, en que el “prototipo” es la antítesis del derecho a una vivienda adecuada. El tiempo –una variable nueva hasta ahora- es relevante ya que en tal modelo la forma de vida se convierte en parte del proceso de diseño y de construcción, y eso hace mucho sentido.
“Para que un pacto funcione tenemos que reconstruir la noción del Estado / darle presencia en el desarrollo / en este pacto la generación de riqueza por urbanización tiene que tener un contenido social / La vivienda, aunque sea individual, produce un valor colectivo y una noción de identidad. Es un espacio colectivo pero individualizado” -Eduardo López Moreno- sobre el derecho a la vivienda, concluyendo pragmáticamente en una dimensión globalizada (ONU Hábitat) como forma de vida que introduce el término “urbanizar” o uso colectivo. Felizmente coincidimos en que la vivienda debe producir un sentido de “alma de barrio” que construye elementos que nos son comunes.
“Hay una tarea muy importante de voltear a nuestro contexto inmediato, y ver qué soluciones hay” -Pablo Landa- distinguiendo desde una visión antropológica que los problemas alrededor de la vivienda son los mismos pero que las soluciones son distintas. “Localizar lo que está bien es más difícil / Se pueden replicar los procesos, no los productos”. Hay dos aspectos que propone en forma verbal que son destacables aquí: documentar y comunicar, y que son a su vez muy útiles como actividad de aprendizaje en otra perspectiva.
“La memoria de un país se puede ver a través de sus imágenes” -Alejandro Cartagena- sobre lo que tiene que ver con la idea de las fotografías expresada arriba, pero en este caso con fotografías que captan formas de vida, y no formas arquitectónicas necesariamente. La cita sobre “construcción-destrucción, infraestructura nueva y sobre todo el transporte como uno de los grandes problemas de la vivienda” reiteran de nueva cuenta el subrayado atributo: “distancias caminables”. “Tiene que haber otro tipo de sueño, no solo es comprar una casa”. Suscribo por supuesto.
Alejandra de la Mora representa al Infonavit y le toca portar la camiseta oficial en esta mesa de diálogo. Describe los mecanismos que ofrece el Estado para acceder a una vivienda así como el programa ConstruYo, que atenderá (tema que dio origen al Foro...) la auto-construcción poniendo al trabajador al centro de las decisiones al obtener su vivienda. Esboza los retos de la Institución “la cantidad no es necesariamente aliada de la calidad”, las formas de propiedad, el acompañamiento técnico, y todo ese “aparato oficial” que en parte es producto de la necesidad de masificar soluciones a la escala de todo un país, aunque los cómos no se ven por ahora.
Lo adecuado (o lo correcto, recordando a Juhani Pallasmaa) viene a ser una condición específica que podría integrarse en un valor, un coeficiente o un índice de habitabilidad que valdría la pena intentar; es decir, si lo contrario al prototipo es el caso por caso, integrar un índice –quizás con las variables de un decálogo- podría ser muy útil en el sentido de aterrizar algo que sirva de asidero para “pactar” en términos de habitabilidad y del mejoramiento de la vivienda en cualquier contexto.
Mesa 4.- Formas de Producción y Gestión del Hábitat
Edna Vega Rangel / Enrique Ortíz Flores / Amanda Sucar Warrener / Armando Díaz Infante / Arturo Ortiz Struck / Mariana Ordóñez Grajales
Moderada por Jorge Vázquez del Mercado y Oscar Sanginés
El tema de los desbordamientos urbanos y lo aparentemente anárquico, azaroso e incontrolable del destino de nuestro territorio definen la temática de esta mesa, independientemente de la insensibilidad de quienes producen vivienda social como un negocio exclusivamente: Formas de Producción y Gestión del Hábitat. Para referirnos a los “desbordamientos urbanos” limitamos los términos “formal e informal” y pensamos mejor en discutir lo “regular e irregular” u orden y desorden. No necesariamente la población económicamente irregular / “informal” carece de una vivienda digna o de las condiciones para adquirir, o acaso ¿vivir? en una. Por ejemplo, ¿qué pasa con las personas físicas, hablando en términos fiscales, que damos recibos de honorarios? No somos informales porque pagamos impuestos pero quizás no tenemos Infonavit o Seguro Social o Afore!, y no necesariamente somos sujetos de créditos hipotecarios, pero tales profesionistas no figuramos en la las clases más vulnerables y/o desprotegidas.
Sobre la Mesa 4:
“La coinversión gobierno - grandes desarrolladores inmobiliarios, a partir del año 2000 produjo el catastrófico modelo “ciudades dormitorio” y millones de viviendas abandonadas alejadas de la ciudad. Más del 60% de la vivienda la produce la gente y la mayor parte de las familias no recurren a créditos porque no es una posibilidad, siquiera. -Edna Vega- en su representación del Estado (como Directora General de la Comisión Nacional de Vivienda) introduce a partir de esa realidad expresada y presentada con nitidez.
El proceso de reconstrucción tras el sismo de 2017 ha traído varios ejemplos de éxito desde la Comisión Nacional para la Reconstrucción. Amanda Sucar Warrener, damnificada del sismo, compartió la experiencia de la reconstrucción de su hábitat a través de un relato muy emotivo en el que la clave del éxito está en poner a la comunidad al centro, además del acompañamiento profesional de Oscar Sanginés y Mar Tomás en este caso. Atrapó la atención particularmente cuando habló en representación de su comunicad, por ejemplo, de las cocinas o las salas de estar: “si bien la familias han cambiado su tamaño también, “hemos antepuesto espacios que nos aíslan de los demás / la oportunidad de trabajar con el proyectista, de poder opinar –participar-, es un privilegio al que todos deberíamos tener acceso”. Pues sí.
“Habitar es la relación de un ser humano, de una comunicad, con un territorio específico / la vivienda auto producida genera apego, nostalgia, diferencias individuales, conformaciones colectivas. / La vivienda adecuada –o correcta- no se ve como oferta y demanda sino como el derecho de todos / La vivienda no es un producto es un proceso complejo.” -Enrique Ortiz Flores- inicia así e inmediatamente nos encontramos inmersos en ese alud de habitabilidad en torno a la vivienda social a la que ha dedicado su vida. “La pandemia ha evidenciado que el sistema capitalista ha perdido su sentido, su lógica, simplemente se mantiene con las fuerzas del despojo y de convertir a la naturaleza en mercancía”. Pues sí también; la asimetría social coincide todo el tiempo reiterando que en materia de vivienda el modelo capitalista está agotándose.
Armando Díaz Infante plantea muy interesantes modelos alternos (a las ciudades dormitorio mencionadas arriba) que buscan generar oportunidades para que la mayor parte de la población tenga acceso a vivienda bien ubicada, digna, bien administrada, que genere plusvalía al mismo tiempo que sea asequible. Aparece nuevamente esa la dualidad de perspectivas rural-metropolitano que pareciera omitir todo lo “intermedio”, a saber.
Cuando hablé con Arturo Ortiz Struck para invitarle al Foro, deliberadamente se desmarcó de cualquier posición y narrativa. Su experiencia abona al foro porque no atiende a lo preestablecido por el mercado inmobiliario ni tampoco a lo rural, sino a la pobreza sub-urbana, que alude sobre todo a la periferia “multicultural” (ex-rural en muchos casos), y a lo metropolitano nuevamente, relativo al ingente asentamiento irregular, caótico…hostil. De ahí su cuestionamiento crítico de las diversas miradas sobre el problema de la vivienda: “la vivienda como objeto de estudio, se produce en función de un discurso fundado en el derecho humanitario así como la victimización y exotización del habitante en la pobreza”. (La película “Ya no estoy aquí”, estrenada el año pasado, contextualiza bien tal fenomenología en las tribus urbanas “Terkos Locos” surgidas de movimientos multiculturales como “Cholombianos” o “Kolombia Regia” en la periferia de Monterrey). Coincidimos en que podremos hacer muy poco mientras no sepamos acercarnos oportunamente y sigamos tan descolocados desde la profesión como un “consejo no pedido”. Como profesionales de lo habitable; lo participativo ha quedado en el ámbito de los diagnósticos urbanos, en asuntos vecinales, y el acompañamiento profesional o la responsabilidad social…relegados y muy rebasados a saber por los resultados.
“Quizás lo más relevante es entender la vivienda como un sistema abierto en donde existen muchas dimensiones y capas que atender: la económica productiva, la socio-cultural, la política –normativa, y la territorial-ambiental” -Andrea Ordóñez-. Su taller “Comunal” junto con Jesica Amezcua, es un “despacho/iniciativa” que ha conseguido producir mejoramiento de las condiciones de vida y el habitar de las comunidades rurales de nuestro país, con notables resultados a partir de una práctica altamente participativa. En definitiva han armado su propio decálogo con una metodología de acción muy empática y resonante con la visión de Oscar Hagerman, Isadora Hastings, reconociendo a Enrique Ortiz como uno de sus grandes Maestros, y que podría (¿debería?) transpolarse a cualquier ámbito.
JVdM