Ensayo por Jorge Vázquez del Mercado para el libro La Casa Gilardi "El último testigo de Barragán", Editorial Actar, de José Luis Álvarez Tinajero y Martín Luque Pérez
Sobre las Primeras Impresiones.
Recuerdo cuando organizamos un desayuno en la Casa Gilardi para la entonces Escuela de Arquitectura de la Universidad Anáhuac México Sur en 2008. Invitamos a Toyo Ito, traído por José Luis Álvarez Tinajero a México, y creo que fue la primera vez que visité la casa, quizás unos días antes de ese evento. La vi tantas veces en fotografías durante mi formación como arquitecto, que en realidad no estoy seguro de cuándo fue la primera vez que estuve ahí. Entré a la carrera de Arquitectura en 1982, dos años después de que Barragán recibiera el Premio Pritzker, de tal suerte que era una época muy barraganiana y postmoderna a la vez, y ciertamente había obras “sobreexpuestas” tanto por la diversidad de publicaciones en las que aparecían como por la cantidad de veces que veíamos las mismas fotos todo el tiempo. Ronchamp de Le Corbusier, por ejemplo; cuando pude conocerla presencialmente sentí que ya había estado ahí, al grado de que no me emocionó tanto en vivo (emoción…término de cierta relevancia hablando sobre Barragán). El Pabellón de Mies van der Rohe en Barcelona sí, la obra de Siza más quizás, la de Louis Kahn muchísimo más sin duda. Para los arquitectos esto es parte de nuestro trabajo. Así, en el caso de las obras de Barragán, particularmente la casa Gilardi me produce la misma “admiración”, digamos (un término que encuentro como intersección de la impresión y la emoción) que la de las fotografías, reconociendo también que se trata de una obra con momentos aparatosamente fotogénicos, independientemente del contexto en el que se visite. La ocasión del citado desayuno, es una en la que me tocaba estar con la tensión de que todo saliera bien, pero cuando estuve en la casa recientemente como un visitante común, (espléndidamente atendido por Eduardo Luque a las 9:00 de la mañana para disfrutar la casa con la luz de esa hora y para asegurarme de lo que escribiría en este texto), fue otra cosa. Resulta muy curioso que la casa se diseñara con un programa previsto tanto para eventos/fiestas/recepciones, como para una familia, o, dicho de otra manera, que se diseñara para una familia que recibiría muchos invitados.
A fin de cuentas, la primera impresión es la de cada quien, acaso irrelevante o de poca monta y las imágenes -fotografías o recuerdos de los visitantes, que no de los usuarios- quedan en un “Design Market” tipo Pinterest o en algún sitio de la posverdad (distorsión deliberada de la realidad), en donde la obra es buena o mala según su popularidad y comentarios en las redes sociales. Con una perspectiva menos virtual, esta casa no entra en la categoría de “obra maestra sobre el papel, pesadilla para vivir…” (a propósito del título del interesante artículo de Daniel Díez Martínez publicado en el Diario EL País el pasado 18 de octubre de 2022). Todo, hasta donde sabemos, demuestra que esta casa, sirvió para el disfrute de sus dueños. Se trata de un lugar común en la obra de Barragán, la conciencia y la intencionalidad de los recorridos, la famosa 4ª dimensión que alude al tiempo que requiere la arquitectura para caminarse y descubrirse, sobre todo descubrirse; pasas por un umbral y te recibe algo, luego prosigues y te sorprende otra cosa, e increíblemente, eso no solo pasa la primera vez. El asombro parece no agotarse, los usuarios no dejan de sorprenderse en distintas épocas del año, a distintas horas, pueden gozar todo el tiempo, a saber.
Servir para el disfrute
Si dábamos por un hecho que la emoción era universal, debemos reconocer que, aunque hay obras maestras en todas las bellas artes, además de la arquitectura, la emoción es subjetiva, aunque exista consenso, nuevamente, en el número de likes o, digamos, en la crítica especializada asequible en revistas serias, libros -como en el que se publicará este texto- o publicaciones más o menos calificadas e indexadas. Alguna definición de Arquitectura de Barragán, por ejemplo, propone la emoción como su componente fundamental precisando que sí hay varias soluciones para un solo problema de espacio. “La función de la arquitectura debe resolver el problema material sin olvidarse de las necesidades espirituales del hombre”.
Servir para el disfrute, del usuario, habría que añadir, alude a la condición utilitaria de la arquitectura: servir para algo... Pero hemos constatado, sin embargo, que el término servir también puede resultar impreciso en arquitectura, ya que un edificio puede servir para más cosas que para las que se diseñó. Una escuela puede ser un albergue, una exhacienda puede funcionar como hotel, la caja de seguridad de un banco puede ser un buen bar y foro para escuchar música en vivo (“el zinco”) o incluso iglesias pueden servir como discotecas para rematar la imprecisión aludida; en arquitectura no todo, pero sí mucho, puede servir para otros usos, además de los previstos. Recordemos que Barragán tuvo un período “funcionalista”, de visión inmobiliaria tal vez, pero podemos suponer que entonces no se pensaba en los cambios de uso de la arquitectura como un atributo de sostenibilidad o nada parecido,
Si bien “el disfrute”, ahora sí, es un término subjetivo también, puede acotarse con atributos tales como tranquilidad, confort, o seguridad, antes que recogimiento, misterio, introspección, o “emoción” que de nueva cuenta se viven caso por caso. En la casa Gilardi es notable un disfrute que yo denomino, en mi propia práctica profesional, “la fiesta de perspectivas” que se producen con la composición cuidadosa de cada alzado de la casa, y muchos croquis, a saber. El visitante no analiza esta sucesión de fachadas interiores o exteriores, solo siente -percibe- el resultado a manera de disfrute…de la belleza resultante del proceso.
Así la belleza, en términos de lo descrito arriba, no es completamente subjetiva, es el resultado de algo estudiado y buscado, es conocimiento, y el espectador lo recibe con su sentir desde el gozo del espacio habitable. Si esto ocurre será Arquitectura, en el concepto de Luis Barragán. Desde mi perspectiva nuevamente, la belleza viene contenida en la palabra “habitable”, hablando a cualquier escala, no solo la unifamiliar. Esta posibilidad (u obligación) de la arquitectura de generar belleza, producto de la composición que resuelve necesidades de confort, seguridad, o tranquilidad, es un derecho que está contenido en la palabra habitabilidad.
Proceso de diseño
Un querido amigo me compartió el texto “Trabajo con Luis Barragán” hasta entonces desconocido para mí, que escribió Raúl Ferrera (colaborador de Luis Barragán desde 1967 y socio a finales de los 70’s) en el catálogo de la exposición retrospectiva de Barragán en el Museo Rufino Tamayo de 1985, sobre el método de trabajo que se implementaba en el taller, en todos sus proyectos y, resulta muy interesante abordar la reflexión del proceso de diseño y la producción de su arquitectura, con esa perspectiva sobre todo porque tocaría a Ferrara desarrollar con Barragán el proyecto de la Casa Gilardi.
El texto revela, entre otras cosas, que después de tener varias pláticas y escuchar cuidadosamente a sus clientes llegaban a precisar un programa arquitectónico, poniéndose en el lugar del usuario, e inmediatamente hacían un relato escrito imaginando -“soñando”- la obra, caminándola antes de dibujar una sola línea; una especie de cuento, es decir un ejercicio literario; algo aprendido de Ferdinand Bac: “Se trata de “soñar” el proyecto y hacer una historia hablada del mismo…” una especie de descripción del proyecto como si ya existiera. En relación a la casa Gilardi podemos imaginar que relataron algo así como: hay una puerta de madera en un pequeño vestíbulo exterior contiguo a la banqueta…luego entrarás a un pasillo con un lambrín de madera que oculta puertas, más bien estrecho, que permite ver al fondo un vestíbulo que se abre con esculturas... que tiene una escalera lateral que flota y luego te deja ver otro pasillo amarillo al fondo…no sabemos.
Otra revelación del texto es la del color. “El color es un complemento de la arquitectura, sirve para ensanchar o achirar un espacio. También es útil para añadir ese toque de magia que necesita un sitio…” Pero nunca estaba decidido antes. Se hacían asesorar mucho de Jesús Reyes Ferreira, hacia el final de las obras, “ya que le reconocía una idea de color y un gusto estético casi infalibles”. Pues sí, sin duda alguna.
Otro buen amigo, fue colaborador de Diego Villaseñor, quien conocía muy bien a Barragán, y me cuenta que esta práctica del sueño relatado es totalmente cierta. El despacho de Villaseñor estaba frente al de Barragán y las personas que trabajaban en ambos talleres se conocían. Ferrera era muy escrupuloso y Villaseñor seguramente aprendió de Barragán esa metodología, que, a diferencia de un relato escrito, generalmente implementaba con un lápiz en mano sobre el levantamiento topográfico del terreno del proyecto… mi amigo también comenta que lo que más recuerda del taller de Barragán era el silencio en el que trabajaban. Cualquier sonido, por menor que fuera prácticamente te aturdía, había un silencio absoluto, y yo supongo que esta atmósfera es la que habría ahí cuando se hizo la casa Gilardi; se puede percibir un eco de ello.
La casa presenta un esquema de fachada ciega muy ensayado por Barragán en su obras -intimidad y descubrimiento paulatino…tiempo) y vive hacia el patio interior con la famosa jacaranda. También interesa, desde otra perspectiva del espacio, que la casa son dos casas cuando localizamos a la estancia en una zona semipública, un nivel arriba, de paso a las recámaras, lo que desconcierta y derriba la idea de cualquier diagrama de funcionamiento como método de diseño…de casas. Eduardo Luque, en el recorrido exultaba nostalgia del hogar de su infancia, para subrayar la precisión del concepto “servir para el disfrute”, en este caso de crecer, vivir la infancia o transitar a la adolescencia…y, regresando a los invitados… ¿estarían más bien de pie?, ¿pondrían sillas, habría meseros circulando en el patio con la jacaranda que no tiene otro acceso más que desde la piscina?
Trascendencia y cultura
“… Pienso que el proyecto es interesante, ya que el lote era bastante pequeño. Hicimos que el proyecto girara en torno a un patio donde existía un árbol muy hermoso. Creo que el espacio de la alberca está bien logrado. Es una alberca antiacadémica, mi arquitectura es antiacadémica en general…/ Yo pienso que en esta casa los colores y la luz están bien, sin embargo el patio necesita una fuente. La fuente no se pudo hacer por falta de presupuesto y por eso el patio quedó incompleto; y como el patio es el centro de la casa, hacia donde vive, el resto de la casa está también incompleta.” -El Arte de ver con inocencia, pláticas con Luis Barragán - pág.. 114, Aníbal Figueroa 1989.
Me gusta, no es mi favorita de Barragán, ciertamente es un eslabón imprescindible en el conjunto de su obra, pero nuevamente eso no es lo importante, ni siquiera recordar que para el propio Barragán el patio está incompleto... ¿y por qué no lo completarían, quizás algunos años después? Supongo que para el propietario estaría completísima la casa y que el arquitecto rebasó todas las expectativas del cliente. Lo de la arquitectura antiacadémica es un hecho, bastaría ver el diagrama de funcionamiento de la casa y la distancia entre la cocina y el comedor-alberca para que algunos docentes la reprobaran, aunque ahí exista uno de los espacios más emblemáticos y fotografiados en la historia de la arquitectura contemporánea de México, acaso un sueño en vigilia de un arquitecto tan experimentado. En ese sentido, se podría traducir el término “arquitectura antiacadémica” por el de “arquitectura experimental”, tan particular de la casa Gilardi, y en el supuesto de que la experimentación no cupiera en la academia, que también es algo cuestionable, o de la época de los años 70´s.
Pero durante toda la reflexión hace sombra el aspecto elitista y excepcional de este tipo de arquitecturas. ¿En qué casos se puede experimentar? Estamos frente a un caso excepcional de una arquitectura que pocos pueden pagar, pero que sin embargo inspiró a otras arquitecturas que ya pudieron introducir mayor escala, inclusive, como el caso de la obra de Ricardo Legorreta a partir del Camino Real de Mariano Escobedo, por citar el ejemplo inicial…Y, ¿todas estas reflexiones tienen vigencia? ¿La arquitectura sigue sirviendo para el disfrute?, ¿la emoción sigue siendo un atributo sustancial de la arquitectura?, La metodología del sueño relatado… ¿aplica para los problemas del espacio habitable de la humanidad hoy? vanguardia, velocidad, revolución tecnológica, fabricación digital, ¿que tienen que ver con estas perspectivas? Barragán puso a México en el mapa de la mejor arquitectura del mundo, con su rotunda autenticidad que pudo -eventualmente- circunscribirse al famoso regionalismo crítico de Keneth Frampton de 1983, pero con todo, es una arquitectura personal que para muchos reinterpreta a otras arquitecturas, que sirve para el disfrute y…la alegría de vivir.
Terminado el texto hasta aquí, tuve la oportunidad de volver a la casa, invitado por Casa Gilardi + node a la inauguración de la exposición fotográfica “Sicilia”, de Giuseppe Leone, la tarde del 24 de noviembre de 2022. Una experiencia novedosa, ahora, visitar la casa como museo o galería, si se quiere. Un formato de evento distinto, a saber, en el que la casa sigue siendo la estrella inagotablemente fotogénica de la película. Estaba recién restaurada, si se puede decir así; lucía un notable brillo en sus colores…y en su característica cantera de Aguascalientes que pavimenta la mayor parte de la planta baja. Allí tuve la suerte de platicar con Martín Luque, ahora, quien me compartió generosamente mucha información de la casa que aún desconocía. En el sentido y con la perspectiva de este texto, me resultó particularmente revelador que la casa no sólo se diseño para una familia que recibiría muchos invitados, como se lee cerrando el primer párrafo de este texto. La configuración familiar del cliente podía no haber estado completamente definida a la hora del encargar el proyecto al arquitecto, inclusive (había una importante brecha generacional cliente-arquitecto). El proyecto en realidad pudo funcionar, eventualmente, tanto como una agencia de publicidad como una casa, según el desarrollo de la vida de los jóvenes clientes en ese tiempo. En la metodología del sueño escrito, en tanto suposición a final de cuentas, el relato no compromete necesariamente el uso o el motivo por el que uno se encuentra en la casa. Lo que ves, lo que te encuentras o lo que te sorprende en los recorridos del sueño es estar ahí, sin importar si estás solo, descansando o trabajando. Veamos: …luego entrarás a un pasillo con un lambrín de madera que oculta puertas, más bien estrecho, que permite ver al fondo un vestíbulo - ¿con mucha gente? - que se abre con esculturas... que tiene una escalera lateral que flota – ¿con empleados o gente tomando fotos? - y luego te deja ver otro pasillo amarillo al fondo - ¿con meseros? -…no sabemos. Ni creemos, más que en el disfrute, la alegría de vivir, y la celebración de la Arquitectura ostensibles en el resultado, finalmente.
Jorge Vázquez del Mercado





