2ª parte / día 1
Resultado de más de dos meses de reflexión y diseño colaborativo, definimos el programa del Foro Hacia el Pacto Nacional por la Vivienda a partir de seis ejes temáticos que consideramos imprescindibles de revisar en primera instancia, para llevarse a cabo durante tres días en mesas de diálogo Zoom de 1:30 horas cada una, dos por día. Así, con la ambición de lograr un decálogo que integre un Pacto Nacional por la Vivienda y su mejoramiento, procuramos que cada mesa estuviera integrada de manera interdisciplinaria por diversos representantes de quienes intervienen en la cadena de su producción, considerando también la posibilidad de tener invitados internacionales.
Aprovecho aquí para agradecer encarecidamente a todos los participantes; de manera muy especial a los que invité personalmente y que aceptaron sin excepción con absoluto entusiasmo.
De la memoria, de lo apuntado, y gracias al raudo y laborioso trabajo de Julia Gómez Candela, quien tras bambalinas produjo una minuciosa relatoría, exhaustiva, de las seis mesas de diálogo (y que esperamos ver publicadas pronto), a continuación presento un relato reflexivo / reflexión relatada o reseña, a manera de un “destilado” para el decálogo, que localiza tanto las diversas coincidencias de las ponencias, como los aspectos más relevantes capturados en mi libreta y en la citada relatoría de cada una de las seis mesas.
Miércoles 1 de julio de 2020
Mesa 1.- Estado Actual de la Vivienda
Sara Topelson de Grinberg / Félix Sánchez Aguilar/ Macos Mazari Hiriart / José Alfonso Iracheta Carrol / Yuri Zagorín Alazraki / Horacio Urbano.
Moderada por Ernesto Alva y Verónica Pozas.
Se trata de la introducción o inducción a la ingente temática que nos ocupa. Quisimos ver el estatus; en donde estamos, qué hemos hecho mal o bien, o qué no hemos hecho en el entorno construido y en el evidente caos metropolitano y/o en los desbordamientos suburbanos de muchas de nuestras ciudades.
Sobre la Mesa 1:
La vivienda debe ir acompañada de infraestructura y servicios. El estanquillo, la panadería, la papelería o la farmacia; aparece inmediatamente la fundamental e indisoluble relación vivienda-espacio público. Se trata de habitabilidad, la seguridad del entorno en el caso de los niños, por ejemplo. La vivienda también debe ofrecer flexibilidad, espacios flexibles; las familias crecen y cambian y la vivienda debe adaptarse a esa constante variable. Subrayo aquí particular identificación con la importancia de no acumular tanto, tantas cosas (Sarita Topelson). Siempre me ha obsesionado el tema de qué o cuánto es lo que necesitamos para vivir, algo que el recién terminado año ha evidenciado sobre lo que deberíamos cambiar ya, en cuanto a forma de vida, como veremos más delante. (El reciente documental de Netflix “Minimalismo: menos es más” explica a la perfección tal fenómeno de acumular impulsivamente cosas innecesarias).
Aparece la expansión urbana, o el desbordamiento; el fenómeno de los ejidos que se convierten en asentamientos urbanos, una temática prevista para la “Mesa 4”, y la necesidad de una política de suelo que no hemos conseguido en 40 años, a saber (Alfonso Iracheta). Me recuerda a conceptos urbanos inquietantes como “tendencia”, “des-regulación”, “sobre-regulación” o rezago, por decir lo menos.
Aquí otro aspecto de la vivienda fundamental: “La ciudad es de todos; la mezcla es lo natural”. Suscribo que el barrio es un modelo que promueve la convivencia (no la coexistencia) en toda nuestra multiculturalidad, y genera mejores condiciones para hogares donde se promueve la vida. Por añadidura aparece un atributo que será sumamente recurrente durante el desarrollo de todo el Foro: distancias caminables.
Se presentan temas que tienen que ver con la vivienda en lo metropolitano, más que en lo rural, tales como plusvalía, especulación y densidad, (“la sangre de la ciudad” define Yuri Zagorín). Los metros cúbicos valen mucho más que los metros cuadrados, y en ese orden “el gran especulador es el Gobierno” (Horacio Urbano). El uso del suelo integra otro aspecto fundamental de la vivienda: la calidad de vida resultante del entorno construido, el “barrio en potencia”, aunque aquí se advierte cierta brecha entre lo rural y lo metropolitano.
La vivienda en su concepto y su concepción ineludiblemente implica regeneración urbana, especulación inmobiliaria, pero también la capacidad adquisitiva del ciudadano. Los metros cuadrados disminuyen porque el ingreso para la hipoteca ha aumentado y las licencias se han encarecido; la forma de vida se ajusta entonces a la economía de las personas, en términos de economías formales. La informalidad es otro universo que no podemos ignorar.
Durante el diseño del Foro, la educación, formación y concientización de los futuros arquitectos -el rol de las escuelas de arquitectura- estuvo presente todo el tiempo.
“…si el 2017 nos movió por la seguridad de las construcciones, hoy estamos hablando de una circunstancia sanitaria Hay cierta deuda de las escuelas con el modelo pedagógico”. (Marcos Mazari). En el fondo se trata de un tema de sensibilidad y responsabilidad social. Sí, considero que tiene que ver en gran medida con la definición del “perfil de egreso” de los estudiantes de arquitectura. El trabajo del arquitecto se cuestiona cada vez más en cuanto a un profesionista de lujo, al alcance único y exclusivo de las clases altas, pero también en cuanto al abanico de actividades alternas al proyecto arquitectónico y la construcción. Lo cierto es que, salvo el IPN, todas las escuelas de arquitectura siguen teniendo el diseño del espacio habitable al centro de sus planes de estudios. Posiblemente el Servicio Social sea una oportunidad mayor si existiese un consenso hacia un pacto por la vivienda.
El café como el gimnasio tienen una función social, por su puesto, y nuevamente el barrio y el uso de suelo mixto refuerzan la convicción de que la vivienda esta cocida a la ciudad en el espacio público, o al espacio no construido en lo rural.
Mesa 2.- Cómo Habitar el Planeta
Rosaura Martínez Ruiz / Paco Ayala Gabilondo / Delfín Montaña Palacios / Loreta Castro Reguera /Carlos Santos Burgoa.
Moderada por Toño Gallardo y Verónica Pozas.
Desde el confinamiento advertimos ya suficiente aprendizaje como para dedicar una mesa de diálogo a revisar con la mayor profundidad posible como deberíamos re-habitar nuestro planeta, habitado desde que nacemos.
Sobre la Mesa 2:
Inicia desde el fenómeno del encierro y su implicación de “sufrimiento mayor y constante violencia / la casa es el primer lugar de abuso físico y sexual infantil, en muchos casos de feminicidio / las políticas públicas tienen que buscar la equidad radical / el espacio se tiene que repartir de manera democrática / con otras disposiciones de las paredes que no sean tan edípicas” (Rosaura Martínez). Estas citas derivan y animan a una reflexión sobre el programa arquitectónico de la casa… como refugio... ¿de la misma familia? ¿La vivienda te protegerá de la violencia?, pero sobre todo de la relevancia que tomará lo colectivo. Supongo que sería imposible que la arquitectura sola pudiera abstraerse de una problemática tan compleja; cualquier lugar sagrado sería profanable y cualquier lugar profano…sacralizable, a saber; no hay nada nuevo en imaginar un oficio religioso dentro de un antro, o una fiesta rave dentro de un templo (el Video de Rawayana “Mi amigo Luis” –YouTube- sirve de ejemplo y recomendación, inclusive).
La narrativa de esta mesa fluye hacia la revalorización de los paradigmas que integran hoy nuestra forma de vida: la familia, la naturaleza o los contextos socioeconómicos. Paco Ayala Gabilondo se define como un “hojalatero social” que apuesta a las redes comunitarias y a la solidaridad, en referencia a que el “paradigma cartesiano ha colapsado” y propone un nuevo paradigma “biosistémico” que entiendo ahora con mayor claridad como una reconciliación urgente con la naturaleza, sobre todo cuando precisa que no es un tema económico sino filosófico. A final de cuentas esta época ha servido para repensar, todo, en relación a los paradigmas. Así nuevamente lo comunitario está presente durante el desarrollo de la mesa todo el tiempo, “es inminente resetear nuestro metabolismo social / ponernos en perspectiva como especie y construir una nueva capacidad relacional reduciendo la desigualdad y reconociendo la dignidad de todas las personas” -Delfín Montaña-.
Sobre el “espacio al que todos debemos tener derecho” –Loreta Castro- el término “sobriedad” hace eco a lo digno, elegante, o al “decoro”, un término favorito que define con amplitud y precisión aquel estándar de lo habitable, acaso imposible de medir por ahora. Tras una pertinente revisión de la fundación de las ciudades de Latinoamérica y de las trazas reticulares que “ignoraron el contexto natural”, las fotografías de la periferia topográfica y poblada con el silogismo: paisajismo = hacer país, dan luz al paisajismo no como una disciplina estética o de “Land Art”, sino como una que ofrece opciones alternativas al “centro comercial” como único lugar de esparcimiento.
El término “Ocupas Comunitarias” a propósito de los espacios públicos y privados que son de quien los ocupa despertó gran curiosidad; “células que conectan a personas”, la resiliencia de las comunidades o la “autopyesis social” vuelve al concepto “comunidad” o lo comunitario al centro de la mesa, en conciencia con el desempeño ecológico-energético y el actual distanciamiento social/medioambiental; hablamos de Sostenibilidad.
Al reconocernos como “agentes de la salud, salutogénicos”- Carlos Burgoa- alude a que la salud de los individuos está determinada en gran medida por el lugar donde vivimos. Vale la pena revisar cuidadosamente el término “salutogénesis” agudamente ligado a la vivienda y la ciudad, tejidas, cocidas o entretejidas entre sí. El rezago no es aceptable. No podemos confundir la cultura de la aglomeración con lo comunitario. La ciudad somos todos, nuevamente la mezcla, lo comunitario, reiterativamente.
Al término del primer día del Foro quedan subrayadas y en negritas las palabras Educación y Salud, que recuerdan al triángulo equilátero que define los ejes para erradicar la pobreza: Educación-Salud-Vivienda en cualquier orden. La temática de la vivienda y de cómo podríamos re-habitar nuestro planeta urge a cómo erradicar la pobreza en cierto lugar anterior al de la arquitectura. Estandarizar todo empobrece. Tendríamos que reducir la asimetría en la distribución de la riqueza. La pobreza es el gran enemigo a vencer.
JVdM