No tuve la suerte de entrar a esta casa, la que empezó a construirse antes que ninguna otra en el Pedregal de San Ángel en 1949, sino hasta el pasado lunes, con unos cuantos alumnos muy afortunados y con el Arq. Fernando Moreno, profesor y sin par guía de todos ellos. Providencialmente, así, se presentó esta oportunidad de visitar dicha obra gracias a un invaluable ofrecimiento que se dio a través de Alejandra, estudiante de nuestra escuela de arquitectura quien, por tener parentesco familiar con los propietarios consiguió un excepcional permiso-invitación para visitarla en un grupo pequeño la mañana del citado lunes…
Hace pocos días el coleccionista de arte Cesar Cervantes, habitante natural y originario de Jardines del Pedregal, me comentaba que la Casa Prieto López de Barragán estaba en venta, y que probablemente pronto se concretaría la compra por lo que no estaría de más dedicarle unas líneas con ambición de salvaguarda...Todo en racimos.
La obra es previsiblemente fascinante, aunque efectivamente no puede ocultar –en algunos espacios íntimos como los dormitorios y los baños- cansancio y cierta necesidad de mantenimiento. Como cualquier arquitecto formado en los ochentas conozco razonablemente la obra de Luis Barragán, y por lo mismo noté que algunos colores habían cambiado: el pórtico de acceso rosa mexicano estaba café claro – hay fotos en las que incluso aparece amarillo con la casa en blanco-, y el color café que conocemos por las fotos del famoso libro de Yutaka Saito -de Noriega Editores- lo encontré mucho más naranja; algunas proporciones de alguna fachada o de la alberca se modificaron casi imperceptiblemente también…supongo algo natural en una casa (habitada) de más de 60 años de edad. Acaso el mayor descubrimiento para el que escribe fue el jardín (“…el más eficaz refugio contra la agresividad del mundo contemporáneo”) que, en dos niveles interconectados por un sendero de piedra volcánica con profundidades, segundos planos, “misterio y embrujo”, incorporó gran cantidad de escultóricos colorines agregando alegría al conjunto (…“¡Cómo olvidarla! Pienso que una obra alcanza la perfección cuando no excluye la emoción de la alegría, alegría silenciosa y serena disfrutada en soledad”).
Hace pocos más días, también “providencialmente”, estuve revisando un ejemplar de “Luis Barragán The Eye Embodied”, de Pale Pink Publishers, con fotografías de Kim Zwarts y texto de Wim van den Bergh. Un bellísimo libro de 30 x 36cms –difícil de conseguir - el último que se ha hecho (en 2006) sobe Luis Barragán; un deleite particularmente por su diseño gráfico-editorial, y por los exquisitos dibujos en blanco y negro con detalles en dorado de las obras del único Pritzker mexicano hasta la fecha. ¿Por qué no deja de fascinar? Esta pregunta alude a la sensación “háptica” que sugería Fernando Moreno en una parte del recorrido de la obra (“sobre el conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta un individuo en la obra de Barragán…el olor a madera, por ejemplo).
Pero volviendo al texto de arriba y la posible operación de compra-venta de esta obra maestra, la idea de salvaguarda no sería del todo pertinente si consideramos muy improbable que alguien que pueda comprar una obra así vaya a comprometerla en tanto patrimonio, quiero pensar. Lo que vale la pena mencionar de manera preventiva quizás, es la condición del local comercial localizado en un extremo dentro de las inmediaciones de la casa, miso predio a saber, y que hoy se presenta ostensiblemente ajeno al conjunto original. Este espacio de forma triangular en planta albergaba a la famosa tienda “Dupuis”, que fuera también la carpintería donde se fabricaron muchos de los muebles que dispuso Barragán en posteriores obras suyas. El futuro de ese espacio sí podría comprometer el futuro de la casa y por consiguiente representar cierta agenda de salvaguarda; sirva la inquietud, impertinente quizás, como granito de arena “volcánica” a la conservación del patrimonio arquitectónico del Siglo XX. Si bien la salvaguarda del Pedregal de San Ángel –abordada aquí en marzo del año pasado- presenta cierta perspectiva utópica de “urbanismo de autor” (entre comillas por lo cuestionable de los Jardines Pedregal en tanto urbanismo), el caso de la Casa Prieto López se nos presentó como un pretexto más para reflexionar sobre Arquitectura y patrimonio en este caso. Por supuesto sirvan estas líneas para agradecer la inolvidable visita.
JVdM