En junio se abren “cursos y talleres” de verano en la Escuela de Arquitectura, porque en estos meses da la impresión de que el tiempo se extiende e intentamos aprovecharnos de esa circunstancia. Cuando deja de sonar el teléfono o cuando nos imaginamos que otros ya están descansando advertimos que somos más productivos. La producción, en nuestro caso por lo pronto, está esforzadamente dirigida a la reflexión como una actividad fundamental, en la convicción de que cada vez es más difícil pensar: se nos va la mayoría del tiempo “calculando”. Tantas horas en el despacho, en la obra, tantas de clase a la semana, tantos caracteres de mi columna, tantas millas o puntos para viajar, tantos kilómetros por litro, tantos “posts”, seguidores en Twitter o amigos en Facebook, tantos meses sin intereses, tantos votos (comprados y no), tantas calorías que comemos por tantas horas de ejercicio para pesar tantos kilos y así sucesivamente, todo el tiempo. Y en este sentido calculador, en aulas inimaginables para otras generaciones con toda la información del mundo al instante, recuperamos el pensamiento a través de maestros de la arquitectura (en Google y YouTube principalmente), por una parte, y de una profunda introspección de cómo vivimos, cómo somos o hacia dónde vamos, por la otra. Así como en las series de televisión –House o Mad Men por ejemplo- con escritores que son considerados los nuevos pensadores de nuestro tiempo, la filosofía en arquitectura ha retomado un lugar considerablemente más aterrizado, ya “se puede pensar con el lápiz” a la velocidad de la sincronía que permite estar en tantas partes al mismo tiempo…pero el tiempo lleva tiempo. De poco servirá todo este caldo de información, introspección, procesamiento y propuesta si no se materializa en una mejor forma de vida a partir de una mejor ciudad, arquitectura sumada al espacio público.
El tiempo constituye una perspectiva práctica y acaso oportuna para entender la ciudad. La que fue, la que era, la que es y la que podría (eludiendo el futuro incierto) ser…La condición inevitable de recorrido le ha dado al tiempo “la dignidad” de 4ª dimensión de la arquitectura, que a su vez lo atrapa y lo congela dándole forma (recordando la “música congelada” de Schopenhauer).
Le Corbusier afirmaba: La ciudad se está desmoronando, no puede durar mucho más; su tiempo ha pasado. Es demasiado vieja... alude a cierto envejecimiento (otra cara del tiempo en el deterioro) prematuro quizás provocado por la primera guerra mundial, o falta de mantenimiento, o de planeación; pero su reclamo aludía a una visión de futuro a partir de una idea de hombre o de forma de vida. No en vano es considerado uno de los más grandes arquitectos del siglo pasado. Su obra era resultado de su visión del ser humano. En este tenor nosotros pudimos advertir acaso el desbordamiento urbano como un fenómeno insostenible por naturaleza, pero el hubiera no existe, hablando de tiempo…
Teodoro González de León, que trabajó con Le Corbusier entre 1947 y 1949, es la referencia obligada a la relación tiempo y arquitectura. De inicio, le preocupa y resuelve el tema previendo una obra fundamentalmente pública -en concretos cincelados y aparentes), de carácter monumental, a la que el tiempo hará más bella consiguiendo casi un matrimonio entre ambas dimensiones la 3ª y la 4ª.
Próximamente el director alemán Wim Wenders (Pina 2011…) dedicará su nueva película-documental en 3D al poético arquitecto suizo Peter Zumthor (premio Pritzker 2009). Aunque ya empezó el rodaje, el documental tardará varios años en completarse debido a que Wenders captará el proceso de diseño y ejecución de cierta obra. Se trata de una cinta que buscará transmitir el sentido de lugar y la forma en la que éste se modifica con la arquitectura. La forma de utilizar los edificios y transmitir lo que provoca un espacio arquitectónico, es algo común al cine y a la arquitectura…otra forma de matrimonio 3 y 4D también. Un trailer corto de la película se podrá ver en la Bienal de Arquitectura de Venecia, a partir de este mes de agosto. Qué buena noticia, pero habrá que esperar… tiempo lleva tiempo.
JVdM