El pasado lunes un grupo de arquitectos y urbanistas de diversos ámbitos fuimos invitados a un encuentro con Victor Hugo Romo, próximo delegado de Miguel Hidalgo. El evento se llevó a cabo en la Casa Luis Barragán (Tacubaya), con la siempre generosa hospitalidad de Catalina Corcuera, Directora de la casa, y estuvo convocado por el Arq. Carlos Ruíz de Chávez, Ex Director de la Escuela de Arquitectura de la Anáhuac México Sur y Director del Centro Metropolitano de Arquitectura Sustentable C+. El motivo del encuentro fue conocer y comentar la visión del próximo Delegado en cuanto al desarrollo urbano de la Delegación, en plena etapa de transición y pulimento de su plan de gobierno, así como conformar un Consejo de Desarrollo Urbano de la Delegación.
Representativa del “Poniente de la Ciudad”, la Delegación Miguel Hidalgo es una de las de mayor contraste del DF. Cuenta con más de 80 colonias de las que 59 son muy populares, alrededor de 2 mil vecindades, pero a la vez es la Delegación Política más importante en cuanto al tamaño de su economía y su aportación de poco más del 20% al PIB del DF.
A manera de introducción se dieron a conocer algunos antecedentes sobre el estatus del los Planes Parciales de Desarrollo Urbano de Polanco y de las Lomas de Chapultepec, y acto seguido Victor Hugo Romo nos transmitió sus intensiones con cierta vehemencia. Llamó la atención su buen grado de familiarización (él es economista de formación…) en temas de urbanismo, medio ambiente, espacio público y sostenibilidad, así como su convencimiento en cuanto a la dirección sustentable por la que debe apostar la delegación y la ciudad en su conjunto.
Entre muchas ideas e iniciativas, reconoció que la banqueta es el espacio público por excelencia, que promoverá la peatonalización y la “bicicletización” (se llamó “bicidelegado”) sobre todo para consolidar la conexión con la vecina Colonia Condesa, y que actuará en consecuencia en temas de vivienda, uso del suelo, el Bosque de Chapultepec en sus 3 secciones, promoviendo (interesante y acertadamente) corredores socio-culturales a partir de la recuperación de espacios públicos en colonias de valor patrimonial como es el caso de Tacubaya, por mencionar sólo algunos.
En una dinámica ordenada de presentación y comentarios, todos los reunidos allí expresamos más que disposición, parabienes o buenos deseos, una posición de ambición realista, viable o cumplible; muy unánime y de suficiente resonancia, yo diría. El Repensamiento de la ciudad desde el ámbito delegacional es una tarea a largo plazo que podría dar frutos en el corto (sin eludir a los árboles que crecen rápido…). Conceptos como densidad, reciclaje, movilidad, transporte público, y la promoción sostenida de un espacio público de mucho mayor calidad son metas alcanzables si se prioriza bien, tomando en cuenta que el período de los delegados dura tan sólo tres años. Los deseos y las buenas intenciones son loables y comprensibles, pero la cota trienal obliga a localizar con habilidad cuales serán aquellos proyectos cumplibles y cuáles son las semillas que habrán de dar fruto en subsiguientes administraciones.
La tendencia casi ineludible de voltear a ver a los casos de éxito, desde Copenhague hasta Bogotá, pasando por las olímpicas Londres Beijing, o Barcelona, siempre invita a la imitación literal pero al revisar cuidadosamente las historias, caemos en la cuenta de que la participación ciudadana –término ciertamente desgastado- es el complemento ineludible de la planeación del “experto aislado” de cualquier disciplina.
La conformación de Consejos de Desarrollo Urbano Delegacionales (ojalá todas adoptaran la iniciativa) se presenta como cierta posibilidad de profesionalización de las desprestigiadas delegaciones; coincidimos finalmente que si esto se va a hacer, que se haga bien. Sirvan estas breves líneas para agradecer la invitación.
JVdM