La participación de Venezuela en la Bienal de Arquitectura de Venecia y el León de Oro al mejor proyecto obtenido por el estudio Urban Think Tank con el proyecto Torre David: Gran Horizonte ha sido la nota polémica que permite continuar con la reflexión sobre habitabilidad, espacio público y ciudad.
La Torre David o “Torre Confinanzas” es un edificio localizado en el centro financiero de Caracas, con 45 pisos de altura que se construyó quedando inconcluso y abandonado por un grupo bancario en la década de los noventa, y que fue invadido, tomado, ocupado, o habitado por unas 3,000 personas convirtiéndose en una “favela vertical”. En principio la polémica se genera obviamente en la idea de que se premia la invasión, la ilegalidad y la informalidad en la destacadísima y glamorosa muestra bienal… pero, aquí habría que preguntarse: ¿en qué consiste el proyecto premiado, que es lo que se está reconociendo? Tiene muchas lecturas. Se trata de un trabajo de investigación, indagatorio, que propone re-pensar el centro financiero como vivienda social y que se documentará con la publicación de un libro que saldrá a la luz en octubre de este año. “Se premió a las transformaciones que esas personas realizaron en la edificación. Se premió el hecho de que consiguieran energía en un edificio que, se suponía, ya no servía para nada; de que construyeran un tanque de agua, hicieran jardines hidropónicos y crearan instalaciones sanitarias. Se reconocieron los dibujos que nosotros hicimos de todas esas prácticas” afirma Alfredo Brillembourg, socio fundador de Urban Think Tank
Caracas, al Igual que la ciudad de México y que muchas ciudades Latinoamericanas presenta más de la mitad de su territorio ocupado por tierras invadidas. Aquí lo novedoso –si acaso- es la verticalidad; habitar verticalmente algo construido no es lo mismo que ocupar un terreno natural (casi siempre con pendientes pronunciadas) y esto ha servido –en perspectiva- para “poner el dedo en la llaga” de la informalidad en la vivienda social. Algo así como partir desde el colmo de la problemática. Si bien la imagen de la torre invadida transformada en favela se ha convertido en postal del chavismo –o de su imagen objetivo de país-, la propuesta elude forzadamente cualquier interpretación política del asunto subrayando reiteradamente el eterno problema de la vivienda social. En este renglón encuentro muchísima resonancia, no en la imagen objetivo, sino en la posición socialmente responsable que el arquitecto debe encontrar más allá de cualquier sistema o ideología política. Lo socialmente responsable se puede traducir a forma (espacio habitable), que es lo que hacemos los arquitectos, pero debe cambiar el paradigma de hacer formas que después se habiten, como ocurrió en la Torre David (especie de crisis o fin de la modernidad). Resulta natural la polémica, pero es de celebrar que se premie a la reflexión que siempre deriva en propuestas para una mejor forma de vida.
En nuestras latitudes con otras formas y el mismo problema, ya repensamos la reutilización de los conjuntos habitacionales ingentemente extensos que han degenerado en peligrosos focos de violencia, o en el análogo informal de las barrancas periféricas de nuestras ciudades.
Venezuela obliga a recordar en paralelo el gran impulso – socialmente muy responsable- que la cultura y las artes han dado al desarrollo urbano social. El ejemplo ineludible de “El Sistema” de orquestas juveniles de José Antonio Abreu, que nació justamente en las comunidades más vulnerables, es hoy una realidad que posicionó al país como potencia musical desde un programa de educación que funciona como regenerador urbano y social…otro genial ingrediente.
Urban Think Tank es “una práctica de diseño multidisciplinario dedicado a la investigación de alto nivel, el diseño y el cine en una variedad de temas tales como la arquitectura y el urbanismo contemporáneo” integrado por Alfredo Brillembourg (1961, Venezuela)- y Hubert Klumpter (1965, Austria).
Bien hasta aquí, sobre todo por lo que toca al re- pensamiento de la arquitectura.
JVdM