El pasado texto, Urbanismo para el 2013, obtuvo retroalimentación sin precedentes en el tiempo de existencia de este espacio de reflexión semanal Con Perspectiva. Arquitectos y amigos bordaron por escrito sobre lo reflexionado en la columna directamente, y compartieron con el que escribe puntos de vista y propósitos que definieron el inicio de este 2013. Sirva esta introducción para agradecer su amable retroalimentación.
El tema del Urbanismo, desde la perspectiva del citado texto, se presenta conceptualmente como el anhelo de la arquitectura de hacer más (por la) ciudad y recuperar cierto papel que alguna vez tuvo pero que se perdió en el camino. Azar, asentamientos irregulares, informalidad, corrupción o la despiadada especulación inmobiliaria, anularon la posibilidad de planear y ordenar urbanamente el territorio. La desbordada realidad que vivimos hoy exacerba ese sentimiento de que los arquitectos somos mejoramiento urbano en potencia, y desde esa convicción (somos expertos en diseñar espacio habitable) revisamos las formas en las que podríamos insertarnos de nuevo en el complejo escenario de nuevos -año, y sexenio- panoramas y derroteros. En este sentido, el arquitecto Toño Gallardo precisaba bien, aludiendo a un proverbio chino en referencia a la propuesta de estimular el trabajo cerca de la casa: “si no cambiamos el rumbo, seguramente llegaremos a donde nos dirigimos”. De allí el impulso de un encuentro para revisar historia y estado actual de instancias como la Federación de Colegios de Arquitectos de México, el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México, la Academia Nacional de Arquitectura, o La Autoridad del Espacio Público, además del papel que pueden y deben jugar las universidades y las escuelas de arquitectura en este reiterado anhelo del desarrollo urbano sostenible. Todo este repensamiento (de volver a pensar) obliga a regresar a preguntas básicas: ¿En donde están los arquitectos - urbanistas? Si el urbanismo es a fin de cuentas un colectivo interdisciplinario –insisto en ello- ¿es viable la democratización de la ciudad? ¿El arquitecto, a diferencia de otras disciplinas como la medicina, ya no es experto en nada? ¿Es correcta la visión de ciudad a partir de planes parciales, zonas especiales de desarrollo controlado o bandos? Si existen tantas escuelas de arquitectura, ¿por qué hay tanta ciudad sin arquitectura? Y toda esta pregunta básica nos lleva a repensar la (falta de) estrategia, las iniciativas, los concursos, y, volviendo al sentimiento de buenos deseos para este 2013, la arquitectura como posibilidad de mejoramiento urbano. Esto, mejoramiento urbano con perspectiva desde uno mismo, se podría y debería enseñar (más quizás) en las clases de Civismo desde el bachillerato, allí otra propuesta.
En un tiempo corto, y después de adquirido el “TAG”, mi opinión “mal necesario” sobre la Supervía Poniente se ha sofisticado. No puedo pensar igual de los túneles mágicos (5 minutos de San Jerónimo a Santa Fe, con todo y el atropello que su construcción haya representando) que de los segundos pisos que garantizan más carros y el mismo tráfico. Si bien el proyecto y la calidad de la obra en su conjunto son sumamente cuestionables, sigo pensando que el trasporte público es la verdadera cura a la enfermedad de la movilidad urbana…y más arquitectura…
Mientras escribo, anteayer para cuando se publiquen estas líneas, llega la noticia del fallecimiento del Arquitecto Humberto Ricalde. Le seguía la pista, no tuve la suerte de conocerle personalmente ni la fortuna de ser uno de sus discípulos, pero le seguía la pista. Sabía de él y junto con el Arq. Fernando Moreno (profesor nuestro, gran amigo suyo y colaborador del Taller Max Cetto de la Escuela de Arquitectura de la UNAM que ellos forjaron) tramábamos algo importante para este semestre con él. Famoso por su talento y extraordinaria capacidad crítica, deja un vacío pero también un legado invaluable para la arquitectura y su enseñanza. Mis condolencias a sus familiares, amigos y a sus discípulos.
JVdM