La creación de la AGU (Agencia de Gestión Urbana) y su configuración en cuanto al alcance del trabajo a desarrollar resulta interesante en primer término, aunque al primer análisis provoca no pocos cuestionamientos y más reflexiones. La premier de la noticia (¿primicia…?) se hizo mediante la presentación de un nuevo protagonista –en cuanto a formato, claro- denominado el “City Manager” personificado por el ex Secretario de Obras del DF. L.A.E. Fernando Aboitiz. La palabra “manager” no tiene una traducción sencilla al español, depende de cómo la uses… significa (la traducción más popular) “representante” en el ámbito de la música, de la “artisteada”, y su función consiste en “supervisar los negocios de un artista; aconsejarlo y asesorarlo en temas profesionales, planes a largo plazo y decisiones personales que puedan afectar a su carrera”… City Manager se traducirá más bien como administrador de la ciudad, y la palabra gestión contiene un aroma fuerte a mantenimiento, un tema sobradamente recurrente en el espacio público. Independientemente de la importación de la figura de algunos municipios americanos…¿a eso se referirían?
Lo que nos han hecho saber en primera instancia suena muy bien: además del “072” y de la utilización de redes sociales para monitorear y recibir reportes, el nuevo organismo presenta tres centros de trabajo: uno de Inteligencia Urbana que buscará profesionalizar la planeación de las obras (gran idea), otro de Estrategia y Funcionalidad Urbana, con una visión a largo plazo (genial eso de querer diluir los sexenios pero ¿y la Autoridad del Espacio Público? ¿no era su tarea original? ¿no era autónoma? ¿fue más proyectual y de obras selectísimas?). Y el tercero denominado Laboratorio para la Ciudad, que promoverá la relación con otras ciudades, otros alcaldes quizás, con las Universidades y con la academia, en donde yo esperaría la implementación de muchísimos concursos…a ver si ahora sí.
En resonancia a lo anterior, hace poco tiempo hubo cierto anteproyecto de iniciativa en la Delegación Alvaro Obregón (no sé cómo va) que proponía nombrar a un “interventor” para desahogar todos los temas de las obras de la Delegación. Una persona notable y neutral, acompañada de un consejo asesor para vigilarlo: el consejo como manager. Lo primero que se advertía era corrupción, pero luego me hicieron ver y caí en la cuenta de que el consejo, integrado por expertos y por Universidades lo vigilaría y lo calificaría inclusive…me llamó la idea pero con un nombre mejor aún: un “ombudsman urbano”, es decir un comisionado o procurador de los “derechos urbanos” del ciudadano, que en la escala de una delegación puede apenas funcionar, en cuanto al tamaño de las demarcaciones, por supuesto. Por “derechos urbanos” se pueden entender muchísimos conceptos que van desde la educación y los valores cívicos, de convivencia, que se deben impulsar en el bachillerato, hasta la calidad arquitectónica y de diseño urbano de los proyectos que se presentan para obtener licencias de construcción a las ventanillas de las delegaciones. Cualquier obra tendría que responder positivamente a la ciudad… Se antoja titánico pero es hacia donde hay que ir con determinación. Nuestro nuevo City Manager representa una apuesta, ciertamente estratégica en el desempeño de cualquier alcalde, pero lo que resulta acaso muy inquietante está en el el City Manager, y no un City Manager. Una cosa es una delegación o municipio y otra la Ciudad de México en su conjunto. La visión apolítica y sin compromisos –insisto en esa perspectiva- se antoja complicada y muy difícil de no traicionar desde una posición tan centralizada y rebasada de intereses, -movilidad, publicidad exterior, basura, comercio informal, desarrollo inmobiliario voraz…- pero en el mejor de los casos, la iniciativa y puesta en marcha de poner orden y plantear agendas de mantenimiento –léase salud para una ciudad enferma-, ya es buena. Si bien resulta difícil entender cómo será la relación en la cancha de la AGU con las Delegaciones, la SEDUVI o con la misma AEP, el discurso podría prosperar en hechos tangibles.
Civismo en bachillerato, ombudsmanes o defensores de los derechos urbanos, organización de muchos concursos, son algunas ideas que sumamos a nuestros buenos deseos para la próxima gestión urbana de esta nueva agencia capitalina. Mucho éxito.
JVdM