Con Perspectiva 24jul2013 / "Sobre el Proceso en Arquitectura"

En arquitectura la palabra proceso tiene un peso tal, que prácticamente se pierde de vista a nivel de cancha, y como tal es difícil de comprender.

La Real Academia Españoa dice: “(Del lat. processus); acción de ir hacia adelante; transcurso del tiempo; conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial”. Y Wikipedia: “…conjunto de actividades o eventos (coordinados u organizados) que se realizan o suceden (alternativa o simultáneamente) bajo ciertas circunstancias con un fin determinado. Este término tiene significados diferentes según la rama de la ciencia o la técnica en que se utilice.”

En Arquitectura se dan varios procesos todo el tiempo, desde la aparición de cualquier necesidad de espacio físico (doméstico, social o inmobiliario) y la determinación del lugar en donde satisfacer dicha necesidad (aunque se trate de un reciclaje), hasta la elección del arquitecto, el proyecto arquitectónico, la construcción, la ocupación del nuevo espacio, su mantenimiento o su envejecimiento...

De todos estos procesos el Proyecto Arquitectónico (desde el diseño hasta el urbanismo) sigue siendo el centro de la enseñanza y de la práctica de la arquitectura, la cual se produce a partir de la realización de proyectos. El proceso de elaboración de cualquier proyecto, a su vez,  tiene infinidad de particularidades o sub-procesos “caso por caso”, y cada cual es un estudio de caso. La experiencia derivada del (proceso de) trabajo sirve, claro, se acumula, pero los problemas que se resolvieron en un proyecto x rara vez corresponden con el siguiente, aunque sea del mismo género y escala. Durante el proceso de diseño arquitectónico “entender el espacio” acaso sea como andar en bicicleta: una vez que se aprende ya no se olvida, pero hay reglas y limitaciones en ese proceso sin las cuales sería imposible abordar la arquitectura: cliente, lugar, presupuesto, programa, reglamento, calendario. Además hay maneras de responder con arquitectura de fondo y de forma a la anhelada materialidad (imagen, “render”, maqueta, edificio) que formarán el “eslabón buscado” en el proceso de producción del espacio habitable. El proceso de diseño –designio- empata y sincroniza un sinnúmero de variables que integrarán la solución de un proyecto, -del latín proiectum: lanzar hacia adelante, hacia el futuro y por ende sinónimo de proceso-.

Otro proceso, el de la formación del arquitecto, apenas inicia con su paso por la Universidad. Y así, a manera de proceso profesionalizante, desde hace varios años participo en concursos de arquitectura que coinciden en el tiempo de verano con alumnos de nuestra escuela de arquitectura. Si la arquitectura se aprende haciéndola, mejor hacerla lo antes posible, aunque nunca se deje de aprender.

Además de la des-gastadísima pero fundamental “Investigación y Análisis” que en teoría da inicio al proceso de producción de cualquier proyecto, el proceso de diseño -acaso método- es más bien errático e incierto. Cada vez hay más consultores presentes en la etapa de “génesis” y del brainstorming que genera ideas sobre las que vamos tejiendo “eso” a lo que queremos responder. Lluvia de ideas, su desarrollo, dibujo en limpio, en más limpio, pulimento, modelado, rendering, maquetas diseño de la presentación. Autocad, ·3d-Max, Revit, Rhino, Sketchup, Photoshop, Illustrator y…croquis, muchos croquis para moverse en el espacio de la forma más ágil y rápida posible. ¿El proceso se repite? ¿Se hace monótono? Puede ser. En cierto punto de inflexión del proyecto nos hicimos la pregunta: ¿este método de dibujar las sombras de los edificios es demasiado artesanal? Si hacemos el modelo desde algún otro programa y le ponemos luz, no se dibujarían solas? Claro, nada nuevo. ¿Vale la pena seguir enseñando esto? ¿No es cómo dibujar con estilógrafos? Hablar del manejo de la luz en arquitectura –recurrente y glamorosamente- ¿y no saber dibujar sombras? ¿Para ser músico es necesario tocar algún instrumento todavía?, o ya no necesariamente, si lo hace la computadora maravillosamente. ¿Ser “entonado” nada más?.La analogía puede resultar anticuada en un escenario híper-conectado y ávido de ideas nuevas.

JVdM