En 2020 sumo 32 años de actividad profesional independiente, de los cuales 16 –cumplidos exactamente en este semestre- los he compaginado con la enseñanza de la Arquitectura, tanto en diversos talleres de proyectos, en aulas, y particularmente desde la dirección de una Escuela de Arquitectura.
Sobre la enseñanza, durante este tiempo he integrado cierta “hipótesis pedagógica” que resulta de unir ambas convicciones de 2 grandes arquitectos mexicanos: “la Arquitectura no se enseña, se aprende” de Teodoro González de León, y “la Arquitectura se aprende haciéndola” de Antonio Attolini Lack; González de León más bien anti-académico, y Attolini Lack, un memorable profesor de proyectos en la UNAM, La Salle, y la Anáhuac del Sur. De allí la hipótesis: “La Arquitectura no se enseña, se aprende haciéndose”, de la que brotan muchísimas preguntas y cuestionamientos alrededor del “hacer” y de la enseñanza-aprendizaje de la Arquitectura en tanto formación de futuros arquitectos.
¿El hacer en Arquitectura cambia, evoluciona?, ¿cómo se ha transformado?, entonces ¿cómo lo aprendo?, ¿quiénes me enseñan? ¿de quienes aprendo?; preguntas que introducen variables de tiempo y adaptación, por ejemplo.
¿A qué se refiere el verbo “hacer” en Arquitectura?, a ¿investigar, analizar, procesar información, programar, diseñar, presupuestar, construir?; o ¿emprender, armar, escribir, dibujar, modelar, subcontratar consultores, comprar materiales, contratar mano de obra, administrar? Y si la Arquitectura se hace, ¿qué es Arquitectura, a fin de cuentas? ¿Acaso superamos el histórico debate “ciencia-arte” que perduró durante casi todo el siglo XX en los diseños curriculares de la carrera? Y si existiese un acuerdo en el que el “espacio habitable” es la razón de ser de la Arquitectura ¿por qué puede abordarse de tan diversas maneras en las escuelas de arquitectura?
El congreso Nacional propuesto para la 103 reunión Nacional de la Asociación de Instituciones de la Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana A.C. (ASINEA) presenta una estructura definida en tres temáticas, que permite ordenar, en este caso, una reflexión a partir de las prerrogativas expuestas con anterioridad:
01 Nuestra Imagen Actual / El estado de la enseñanza de la arquitectura en un entorno de crisis ambiental, social, económica y ética.
El estado actual de la enseñanza de la Arquitectura es una proyección del perfil de egreso que las Escuelas de Arquitectura prefiguramos con nuestros planes de estudio; en prácticamente su totalidad, tenemos el común denominador del diseño de espacios habitables y del “taller de proyectos” como eje central de nuestros planes curriculares (a excepción del IPN, de acuerdo a un estudio presentado por el CENEVAL durante una sesión del Consejo Técnico del Examen General para el Egreso de la Licenciatura –EGEL- en Arquitectura del pasado mes de julio).
Los talleres de proyectos en los que se presentan problemáticas y diversos programas de necesidades a resolver siguen presentándose como la piedra angular que, desde el diseño arquitectónico, urbano o de interiores, genera la formación en la disciplina de la Arquitectura. Actividades como investigar y hacer análisis y síntesis, ensayo-error, conceptualización, diagramación, esquematización, zonificación, anteproyecto, proyecto, integran la práctica a partir de la cual se adquiere destreza –no solo habilidades o competencias- y cierta comprensión de cómo enfrentar problemas del diseño del espacio habitable. Durante la adquisición de tales facultades, es imposible prescindir de las teorías, de las historias, o de las materias de construcción. Cada asignatura es un tabique particular que se une con el mortero de la filosofía, y que en los talleres se traduce en la única y verdadera motivación en la relación maestro-aprendiz: la pasión, el trabajo intenso y el contagio desde los cuales la Arquitectura, se descubre. Tal pseudo metodología, anacrónica pero vigente a su vez, integra todo el tiempo las coordenadas del tiempo histórico y del espacio geográfico en las que Villagrán localizaba a la Arquitectura, pero hoy, además, la formación de arquitectos incorpora la virtualidad del universo de información e imágenes que cualquier estudiante tiene en la palma de la mano con su teléfono (celular) inteligente. La (correcta) comunicación de las ideas y de los proyectos cobra cada día mayor relevancia, a saber.
02 Territorios de Aprendizaje / El taller como espacio de enseñanza – aprendizaje y su vigencia.
El taller como espacio de enseñanza desde el hacer, representa un recinto en el que se dibuja y se hacen maquetas, pero también se investiga, se lee, se escribe... y se toma mucho café. Su vigencia en tanto espacio físico confronta la configuración de dicho espacio, que se ha transformado desde las mismas actividades a pesar de que ya no haya reglas de paralelas, escuadras universales, ni estilógrafos. El taller como tal se ha “laboratorizado” con herramientas digitales de dibujo y edificación, así como de impresión 2 y 3D; pero ¿esto modifica la manera de hacer arquitectura? ¿Son la producción y/o la fabricación digital un nuevo territorio de aprendizaje en la práctica profesional de la arquitectura? Seguramente, aunque las bitácoras, el sketch paper y los croquis siguen siendo el insumo – en tanto contenido- para cualquier caso de nuestra práctica profesional y académica. Así mismo, en un contexto en el que la educación en línea ha proliferado significativamente, la actividad que se desarrolla y que se vive en un taller de proyectos, hacen parecer lejana la posibilidad de prescindir de lo presencial y de lo humano (maestro-aprendiz) todavía, aunque ya contemos con herramientas que lo permiten, eventual y/o limitadamente. Las anotaciones en un plano, los croquis, las revisiones en vivo quedan como testimonio de un proceso de diseño, pero también de aprendizaje. En ese mismo sentido vale traer al consciente la relación del aprendiz con el lugar y su contexto. Gracias a la tecnología (Google Earth por mencionar sólo una herramienta) se puede proyectar a distancia o participar en concursos internacionales. En ese escenario el taller se ha convertido en un centro de investigación como tal. Lo geo-referenciado o el big data ya son herramientas muy importantes en los talleres de proyectos…intermedios, avanzados o de extensión y posgrados, por supuesto.
03 Construir el futuro / El proceso de la formación académica en los perfiles disciplinares y su articulación con el ejercicio profesional en los ámbitos local y global.
La disciplina de la Arquitectura es cada día más extensa, amplia. Entre el Diseño Industrial y el Urbanismo (licenciaturas y campos profesionales propiamente definidos) se abre un extenso abanico de especialidades y “sabidurías” cada vez mayor. Los arquitectos vivimos rodeados de especialistas y consultores en diversas ingenierías, sostenibilidad o sistemas constructivos, y contamos con un universo de materiales, acabados y nuevas tecnologías, que provoca una expectativa atemorizante sobre el futuro de la arquitectura. Recientemente, la arquitecta estadounidense Liz Diller (Diller Scofidio + Renfro) respondió a cierta pregunta en una entrevista para designboom magazine (del 20 de enero) sobre el rol tradicional del arquitecto: “I think architecture has a danger of becoming obsolete. We´re always going to need shelter, but do we need architects?”
Somos conscientes de que el rol del arquitecto para la ciudadanía se ha debilitado alejándose del protagonismo que alguna vez tuvo. Tiene que ver con la pérdida del sentido de servicio (profesional) de la arquitectura, que se ha sustituido recurrentemente por la búsqueda exclusiva de un interés estético. En ese sentido, el perfil de egreso del arquitecto debiera estar definido con una visión multidisciplinar, a partir de lo socialmente responsable.
Imaginar o visualizar la forma de vida del futuro precisa trabajar (construirlo) con nuevas capacidades y competencias que permitan la participación de los arquitectos en los talleres y en las mesas donde se toman las decisiones importantes que construirán dicho futuro. Durante el proceso de formación académica, la participación en proyectos profesionales de vinculación resultará fundamental para acumular experiencia en un ámbito profesional altamente competitivo. La construcción del futuro, de igual manera, presupone introducir el “emprendedurismo” como otra forma de abordar los problemas del espacio habitable y la práctica profesional en tanto un servicio profesional, alta y socialmente responsable.
El arquitecto debe redefinir su posición, no como un profesional de lujo inalcanzable e impagable, sino como un profesional del espacio habitable y de la posibilidad de una mejor forma de vida. Nuestra responsabilidad como hacedores de arquitectos, en todo caso, es dar las herramientas necesarias para que nuestros egresados puedan construir su futuro, a partir de la construcción sostenible del futuro.
JVdM